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Mensaje papal “sacude” a niños, jóvenes y clérigos en Michoacán

“Jesús nunca invitaría a ser sicarios, porque él quiere discípulos, jamás mandaría a sus hijos a la muerte”, subrayó el Papa Francisco ante miles de jóvenes de todo el país que asistieron al encuentro que se realizó en el estadio “José María Morelos y Pavón”.

En el marco de su gira pastoral por el estado de Michoacán, el Pontífice también exhortó a seminaristas, sacerdotes y religiosas de todo México a evitar la resignación, como una forma de imponer una realidad que parece haberse convertido en un sistema inamovible.

Además, exaltó la figura del “Tata” Vasco de Quiroga, misionero y defensor de los indígenas, que fue ordenado sacerdote y de inmediato se convirtió en el primer obispo del estado mexicano de Michoacán.

En el cuarto día de sus actividades en México, el jerarca de la Iglesia Católica salió temprano de la nunciatura apostólica para dirigirse al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) y trasladarse a Michoacán.

Con la tradicional danza de Los Viejitos, la comitiva papal fue recibida en el Aeropuerto Internacional de Morelia “General Francisco J. Mújica”, donde ya lo esperaba el gobernador Silvano Aureoles Conejo acompañado de su familia, así como el arzobispo de Morelia, Alberto Suárez Inda.

Luego de recibir unos obsequios del mandatario estatal, Francisco abordó un helicóptero para dirigirse a Ciudad Industrial, y desde ahí iniciar en el papamóvil su recorrido rumbo al estadio “Venustiano Carranza”,

En uno de los momentos más emocionantes de su estancia en tierras michoacanas, el Pontífice logró apreciar durante el trayecto un retrato viviente con su rostro y un mensaje de bienvenida al estado, que formaron más de mil personas.

Antes de iniciar la misa en el estadio con miles de seminaristas, sacerdotes y religiosas de todo el país, el Papa Francisco dedicó una oración por Carlos Quintero Arce, obispo mexicano fallecido la víspera.

Señaló que murió a sus 96 años y agregó: “Que el Señor lo premie por todo su trabajo”.

Durante el sermón, el Pontífice resaltó la figura de “Tata” Vasco y reveló que el arzobispo Suárez Inda le permitió celebrar la misa con el báculo y el cáliz que pertenecieron a ese sacerdote español en proceso de canonización.

Llamó a cultivar la memoria para no caer en la tentación de resignarse ante un ambiente de violencia, narcotráfico y nulo respeto a la vida humana.

En ese sentido, el jerarca de la Iglesia Católica llamó a seminaristas, sacerdotes y religiosas de todo México a evitar la resignación.

Aseguró que, en la Iglesia, los sacerdotes y consagrados no pueden ser “funcionarios de lo divino” ni “empleados de Dios”, es decir simples subordinados.

Recordó que cuando Jesús usó la oración “Padre Nuestro”, ésta no tenía el “gustillo” de la rutina o de la repetición, al contrario, tenía sabor a vida, a experiencia y a autenticidad.

Al terminar la misa, el Papa oró unos minutos frente a la imagen de Nuestra Señora de la Salud, y al salir el público jubiloso que ya lo esperaba gritaba: “Francisco, hermano, ya eres michoacano”, le tomaba fotos con celulares, mientras se escuchaba música y un grupo de personas bailaban danzas folklóricas del estado.

Posteriormente en el papamóvil recorrió las avenidas Acueducto y Madero, para finalmente llegar a la casa arzobispal donde comió y descansó.

Continuó sus actividades, a las 15:06 horas, cuando salió de la casa arzobispal para dirigirse hacia la Catedral de Morelia donde convivió con más de 600 niños.

Tras ingresar y colocar una adorno floral a los pies de la imagen de Nuestra Señora de la Salud, pidió a los niños de México que oren y pidan por la familia, los padres, los hermanos y “hasta por los enemigos”, porque todos ellos “nos ayudan a crecer”.

Como ha sucedido en anteriores ocasiones, la primera fila en el recinto fue ocupada por enfermos a quienes se acercó Francisco para saludar y darles palabras de aliento.

Al salir de la Catedral, en el atrio, una orquesta y un coro de jóvenes interpretaron una pieza musical, Francisco les dijo sigan siendo creativos y “nunca se dejen pisotear por nadie”, y se tomó una fotografía con ellos.

Todo quedó listo para que el Papa se dirigiera al estadio “José María Morelos y Pavón” para sostener un encuentro con jóvenes de todo el país y representantes de las 94 diócesis.

En un ambiente de fiesta, bailes y con un desfile de banderas fue recibido el jerarca de la Iglesia Católica, quien escuchó los testimonios de varios jóvenes.

En su mensaje, el Papa les hizo hincapié que “Jesús nunca invitaría a ser sicarios, porque él quiere discípulos. Jamás mandaría a sus hijos a la muerte”, porque “todo en él es una invitación a la vida” en familia, en comunidad, a favor de la sociedad.

“Es mentira que la única forma de vivir, de poder ser joven, es dejando la vida en manos del narcotráfico o de todos aquellos que lo único que están haciendo es sembrar destrucción y muerte”, aseguró desde el escenario central del estadio.

Calificó como una mentira que la única forma que tienen de vivir los jóvenes en Morelia es en la pobreza y en la marginación: de oportunidades, de espacios, de la capacitación y educación, de la esperanza.

“Es Jesucristo el que desmiente todos los intentos de hacerlos inútiles o meros mercenarios de ambiciones ajenas.

“No pierdan el encanto de soñar, atrévanse a soñar, que no es lo mismo que ser dormilones. Y no crean que les digo esto de que ustedes son la riqueza de México porque soy bueno o porque lo tengo claro, sino porque como ustedes, creo en Jesucristo”, recalcó ante más de 50 mil personas.

El acto concluyó con la bendición de la cruz “Misión Joven”, de la cual tendrán una réplica cada una de las 94 diócesis, además de un festival colorido con bailes, una cruz gigante, personas que con su vestimenta representaban a la mariposa monarca y un mariachi que interpretó el “Cielito Lindo”.

Tras bajar del escenario y acercarse a unos asistentes para saludarlos, el Papa vivió un momento tenso cuando otras jóvenes lo jalaron para intentar tocar su mano. Francisco se molestó, reclamó a una persona y le pidió no ser egoísta.

Una vez pasado ese momento, el pontífice se trasladó en helicóptero al aeropuerto Internacional de Morelia para tomar el avión que lo llevó de regreso a la Ciudad de México.

Como ha ocurrido todos los días tras terminar su recorrido del aeropuerto capitalino a la nunciatura apostólica, un nutrido número de personas ya lo esperaban en Juan Pablo II, número 118, colonia Guadalupe Inn,

Durante aproximadamente ocho minutos besó y saludó a las personas frente a la sede diplomática, tras lo cual emitió un mensaje breve en el cual les invitó a orar por él.

El Papa Francisco agradeció a las personas reunidas fuera de la nunciatura apostólica por las varias horas que han pasado en ese lugar para saludarlo y llamó a los enfermos a confiar siempre en Dios.

Enseguida rezó un Avemaría, bendijo a todos en nombre de Dios y les deseó “que pasen muy buenas noches y que descansen”.

NTX

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