La protección de los paisajes y jardines históricos en México es impostergable y para ello se requiere un catálogo de identificación y ubicación para su conservación, aseveró Saúl Alcántara Onofre, investigador de la UAM Azcapotzalco.
El también profesor además consideró urgente establecer una filosofía coherente que oriente la intervención de la restauración y la recuperación del patrimonio paisajístico.
Mencionó que “hasta el momento en nuestro país la conservación del paisaje cultural ha tenido muy escasa o nula actuación”, en comparación con la protección hacia otros monumentos.
En el Seminario Internacional Paisaje y Jardín como Patrimonio Cultural México-Brasil, explicó que ante la falta de instrumentos conceptuales y sistematizados la operación la efectúan técnicos que se basan en la intuición, el empirismo y la inspiración.
El especialista estimó que entre 85 y 90 por ciento del territorio nacional puede ser susceptible de ser clasificado e identificado como paisajes naturales y jardines culturales y que a propuesta del Consejo Internacional de Sitos y Monumentos se podría incluir en ese rango a los paisajes rurales y urbano-históricos.
Enfatizó que esa tarea la emprendió hace algunos años el Área de Investigación de Arquitectura del Paisaje de la Unidad Azcapotzalco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), a través de especialistas de arquitectura, paisaje, urbanismo y restauración.
Con ello se constituyeron como el primero y único en su género en el país catalogando e identificando más de mil 500 sitios, un universo importante, entre el que sobresale haber incidido en que la Alameda Central haya sido declarada monumento histórico por el gobierno local.
Otros lugares evaluados son Tepec, los jardines Borda, Pensil mexicano, San Marcos, en Aguascalientes, el pórtico de recreo de San Joaquín, Xilitla, en San Luis Potosí y las alamedas de Zacatecas y León, como muchas plazas de armas.
Alcántara Onofre planteó que el desconocimiento de esa clase de patrimonio obedece en parte a que se carece de la literatura que aborde el tema, en contraste con lo referente a la arquitectura.
Sin embargo, desde su perspectiva, la catalogación puede incidir en la generación de políticas públicas para la conservación de los espacios e iniciar la tutela de los paisajes culturales.
El especialista remarcó que durante el México prehispánico las plantas, flores y árboles eran considerados sagrados, por lo que había un respeto y armónica convivencia con el entorno.
Reflejo de ello son los jardines reales de Nezahualcóyotl y el bosque sagrado y jardines de Chapultepec, entre otros.
También resultaron sobresalientes los proyectos paisajísticos y de jardines promovidos en el Imperio de Maximiliano de Habsburgo.
Por ello “la protección de los paisajes y jardines históricos en México es ya una tarea impostergable” , insistió el investigador universitario.
NTX